Salmos 66:18-19
18 Si en mi corazón hubiese yo mirado a la iniquidad,
El Señor no me habría escuchado.
19 Mas ciertamente me escuchó Dios;
Atendió a la voz de mi súplica.

Cuando el profeta Isaías le dijo Ezequías que iba a morir, la reacción del rey fue rogar a Dios que recordara su constante esfuerzo por caminar fielmente junto a Él (2 Reyes 20:1-3). Su oración fue tan sentida que las lágrimas al parecer interrumpieron su oración y le impidieron seguir hablando.
Pero al ver su sinceridad, Dios inmediatamente respondió la oración de Ezequías con un mensaje que Isaías recibió antes de cruzar el patio del palacio: “Yo he oído tu oración, y he visto tus lágrimas”